El Silmarillion by J.R.R. Tolkien
autor:J.R.R. Tolkien [Tolkien, J.R.R.]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Fantasía Epica
publicado: 1977-01-01T05:00:00+00:00
En ese momento Huan mató a Carcharoth; pero allí, en los bosques entrelazados de Doriath, su propio destino desde tanto atrás pronunciado, tuvo cumplimiento, y estaba herido mortalmente, y el veneno de Morgoth entró en él. Entonces se acercó, y cayendo junto a Beren habló por tercera vez con palabras; y le dijo adiós a Beren antes de morir. Beren no habló, pero puso su mano sobre la cabeza del perro, y así se despidieron.
Mablung y Beleg acudieron de prisa en ayuda del rey, pero cuando vieron lo sucedido, arrojaron a un lado las lanzas y lloraron. Luego Mablung sacó un cuchillo y abrió el vientre del lobo; y por dentro parecía todo consumido, como si hubiera sido abrasado con fuego; aunque la mano de Beren que sostenía la joya estaba todavía intacta. Pero cuando Mablung iba a tocarla, la mano desapareció, y el Silmaril estaba allí desnudo, y las sombras del bosque retrocedían con la luz. Entonces Mablung, rápido y con miedo, la tomó, y la puso en la mano viva de Beren; y Beren se reanimó con el contacto del Silmaril, y lo sostuvo en alto, y le pidió a Thingol que lo recibiera. —Ahora mi misión está cumplida —dijo—, y mi destino ha sido forjado. —Y ya no habló nada más.
Cargaron a Beren Camlost hijo de Barahir sobre una litera de ramas con Huan el perro lobo a su lado; y cayó la noche antes de que hubieran regresado a Menegroth. A los pies de Hírilorn, la gran haya, Lúthien les salió al encuentro andando lentamente, y algunos llevaban antorchas junto a la litera. Allí abrazó a Beren, y lo besó, pidiéndole que la esperara más allá del Mar Occidental; y él la miró a los ojos antes de que el espíritu lo abandonara. Pero la luz de las estrellas desapareció, y la oscuridad cayó aun sobre Lúthien Tinúviel. Así terminó la Búsqueda del Silmaril; mas la Balada de Leithian, Liberación del Cautiverio, no termina.
Porque el espíritu de Beren, a requerimiento de Lúthien, se demoró en las Estancias de Mandos, resistiéndose a abandonar el mundo mientras ella no fuera a decir un último adiós a las lóbregas costas del Mar Exterior, en el que se internan los Hombres que mueren para no volver nunca más. Pero el espíritu de Lúthien se oscureció, y por último huyó volando, y su cuerpo quedó tendido sobre la hierba como una flor tronchada de súbito, y que por un tiempo no se marchita.
Entonces el invierno, como si fuera la edad cana de los Hombres mortales, descendió sobre Thingol. Pero Lúthien llegó a las Estancias de Mandos, donde están los sitios designados para los Eldalië, más allá de las mansiones del Occidente en los confines del mundo. Allí los que esperan se sientan a la sombra del pensamiento de los Eldalië. Pero la belleza de Lúthien era mayor que la de ellos, y tenía un dolor más profundo; y se arrodilló ante Mandos y le cantó.
La canción de Lúthien ante Mandos fue la más hermosa de las compuestas con palabras, y la más triste que nadie haya escuchado jamás.
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